Cuando era chiquita, jugaba con muñecas tipo bebés y tipo Barbie. Todas nenas, todas rubias, algunas con cuna incluída. Cuando me regalaron un bebote varón era impensado y lo llevaba a todos lados conmigo.
Las tipo Barbie venían con otros colores de pelo, morochas, coloradas, con trajes de sirena (había una sirena de pelo azul que amaba). Todas flacas y de piel blanca, eso sí. No tenían novio, eran noviecitas entre ellas (yo no entendía nada de eso, simplemente quería que se amaran y era lo que había). Aunque alguna vez fueron novias de algún Batman de mi hermano.
También jugaba con autitos. Pero la mayoría no eran míos, eran de mi hermano. Calculo que algún autito habré ligado, pero seguramente era rosa y no andaba como los otros. Y así como con mi hermano jugábamos con los autitos, también jugábamos con las muñecas y a nadie le molestaba, ninguna figura de autoridad nos decía nada, por suerte. A muchos nenes les dicen que no jueguen con muñecas, les prohíben el juego inculcándoles que 'lo de nena' no es para ellos (acaso no pueden ser papás?), y que si llegás a ser homosexual estás mal, hay algo malo con vos.
También jugaba con la pelota, hasta que la escuela acababa con mi buen ánimo en gimnasia cada año escolar. Era la más enana, la más lenta para correr (nunca agarré a nadie en la mancha), la que menos fuerza tenía (le pegaba como el ojete a la pelota), la que menos puntería tenía (nunca metí un gol, creo, ni atajé nada en el arco), la que se quedaba al final de la fila y si zafaba de pasar, mejor, la que elegían última para los equipos, la última que aprendió a saltar la soga y la última en aprender a andar en bici, la que más vergüenza tenía de tener que sacarse el guardapolvo. Era una mierda la vida en la hora de gimnasia, desde primer grado hasta el último año de la secundaria. Ni siquiera cuando las pibas en el 2006 (año de mundial) quisimos jugar al fútbol la profesora no quiso: jugamos 20 minutos y ninguna pegaba una, así que nos cagó a pedos durante todos esos minutos y nos mandó de vuelta a jugar al handball que ya nos tenía cansadas.
Creo que con lo que más nos gustaba jugar con mi hermano era con los "ladrillitos" (yo me hacía altas casas), con los peluches que eran variedad, y con los juguetitos que venían en el Kinder. En ese momento no los separaban por color.
Jamás me prohibieron jugar con algo en mi casa, jamás. Sin embargo algunos juguetes eran míos y otros de mi hermano. Parientes me regalaban muñecas, y a mi hermano le regalaban juegos de ingenio (con los cuales terminaba jugando yo también, siempre). Me pregunto qué habría pasado con mi juego si hubiera sido hija única o si tuviera hermana, sabiendo igual que a mis viejos no les molestaba ningún juguete. Me pregunto también qué habría pasado si alguien hubiera detectado mis inseguridades a la hora de hacer actividad física siendo tan chica, si esa profesora hubiera atendido a nuestras ganas de aprender (ponele, yo ya jugaba y otras chicas también) a jugar al fútbol aunque sea una clase.
Jamás me prohibieron jugar con algo, jamás. Sin embargo en mi adolescencia yo decía que "las mujeres manejan mal" y defendía mi postura con todos mis ovarios.
Jamás me prohibieron jugar con algo, jamás. Sin embargo hasta hace pocos años atrás no le creía a una piba que hablara de fútbol. Me parecía un privilegio ser mina y hablar de fútbol, me parecía una excepción y aguante ser única, marimacho, y saber y jugar fútbol. Pero mientras, yo no hablaba ni jugaba, por más que me haya criado en un hogar futbolero. Le creí a la profesora, posta. Nos dijo que no podíamos y le creí.
Jamás me prohibieron jugar con algo, jamás. Sin embargo hace cinco años quería convencer a una de mis mejores amigas a que tenga hijos, que cambie su parecer, porque era lo mejor que le podía pasar. Ella no quería parir, y yo la quería convencer. (Si estás leyendo y te acordás, perdón, me chupa un ovario y medio lo que quieras hacer de tu cuerpo y tu vida.)
Jamás me prohibieron jugar con algo, jamás. Tampoco nunca me dijeron que lo importante era mi imagen, no. Sí algún pariente lejano no podía nunca dejar pasar que "es hermosa la nena" siendo que en primer grado (salvo por gimnasia, ja) fui la mejor alumna, la que primero aprendió a leer a los pedos, bien de corrido y me daba vergüenza eso, o alguna vecina señora me recomendó que sea modelo, y qué raro que no quiera ser modelo, todas las chicas quieren ser modelos. Sin embargo sigo creyendo que me crece un poco el culo y estoy gorda ya. Sigo creyendo que las marcas que me están saliendo en la cara son horribles, pero bueno, ya no tengo 15, pero bueno, igual me torturo porque es gratis y aunque sepa que es todo mentira lo de la publicidad, igual me siento fea, gorda y vieja. Sigo saliendo sin depilarme a veces y creo que me van a mirar con asco personas que ni fú ni fá en mi vida e igual qué horror, debo agradar.
Jamás me prohibieron jugar con algo, jamás. Pero además me alentaron a hacer lo que me gustara. Nunca me sentí más poderosa y a gusto en el entorno escolar que entre los 13 y 14 años, cuando empecé a leer libros porque la profesora de lengua me inspiró a hacerlo, cuando empecé a aprender sobre modelación y modulación en plástica y no podía parar de pintar amaneceres porque el profesor era un capo y le gustaba lo que yo hacía por más choto que fuese para mí (eso sí, las esculturas te las debo, nunca me gustó hacer eso, me salían bien mierdass), cuando bailé Britney Spears con mis compañeras y su profesora de coreografía me vio bailar y me dijo "vos bailás bien" y se me fue la vergüenza un poco, o cuando me metí en la orquesta un año con el teclado y el otro año con la flauta y no sólo me gustaba y se me hacía fácil sino que esa profesora siempre me alentaba y casi me da un solo, sino fuera porque me dio vergüenza y no me salió.
Es distinta la sensación de no haber podido tocar ese solo o de no poder hacer esculturas, a la sensación de no haber podido jugar al fútbol esa vez en la secundaria o de no haber agarrado a nadie jugando a la mancha nunca.
¿Me van a decir que los juguetes, el entorno, el "vos no podés esto", el "vos estás para esto", no influyen en la vida de la gente aunque tenga la edad suficiente y la cancha de la experiencia para discernir?